martes, 26 de abril de 2011

¿Podría una Picasso "pintar" el drama de Caracas?

El “Guernica” fue producto de la “monstruosidad” de los militares alemanes y franquistas, y de “sensible genialidad” del famoso pintor. A Picasso le pidieron que denunciara, con su obra, ese hecho perverso que inauguró lo que vendría a ser una práctica militar muy generalizada hasta la aparición de los “bombardeos quirúrgicos” de finales del siglo pasado. A los dos meses de aquel suceso histórico, estaba lista esa gran “obra-denuncia”, siendo exhibida en la Exposición de los Republicanos en Paris.

Ahora bien, ¿se imaginan a Picasso pintando a la “Caracas” de hoy?

Porque si se trata de muertos por violencia, Caracas tiene en este momento el triste lugar de ser el territorio de la verdadera “guerra social asimétrica” del siglo 21 latinoamericano. Caracas en sus semanas más “duras”, llega a superar los 150 muertos por el efecto de las armas de fuego. En otras palabras, cada dos o tres semanas, Caracas se viste de “Guernica”.

Picasso reflejó el drama de un pueblo sorprendido en su inocencia, corriendo en medio de una “macabra” fiesta del fuego y las balas. Picasso pintó la impotencia y la desesperación colectiva de aquellas 3 horas y media de maldad concentrada. Pero Picasso describió la escena típica de una guerra formal, con sus excesos, pero al fin y al cabo, guerra formal .

El caso hipotético de pretender pintar un “Caracas” al estilo Picasso encierra retos más complejos. Por ejemplo:

¿Cómo se pinta una “guerra social asimétrica” en tiempos de “paz”?,

¿Cómo se dibuja una guerra que semanalmente destruye cantidad familias, sin destruir sus casas, sus calles, su ciudad?

¿Cómo se refleja el dolor simultáneo de tantas familias, que de pronto se encuentran unidas por lo más trágico de la vida: una muerte que perfectamente podía haberse evitado?

¿Cómo se plasma en ese cuadro el rol creciente de la “droga” en las batallas que semanalmente libran sus representantes?

En la guerra civil española nadie era “pasivo” en medio de una acción bélica. O corrías en la dirección correcta, o eras el blanco de una bala que se negaba a caer en la tierra sin primero haber cumplido su tarea. Y si no corrías era porque te involucrabas en la batalla. Se ganaba o se perdía, pero no te hacías indiferente en el tiempo. Los Vascos perdieron la guerra, pero luego participaron decisivamente en el entierro del franquismo, y ahora, están en una lucha por su reconocimento europeo.

Pero en la “guerra social” venezolana, las muertes semanales están convirtiéndose en “parte del paisaje de la ciudad”.

Hoy las “micro-batallas” diarias, con sus verdugos y víctimas, ocurren en medio del gran silencio de los vecinos elegidos por el azar del conflicto, y de la absoluta “ausencia” de la autoridad. Una escena típica, comprensible por demás, es que en medio de esos tiroteos, donde la gente sabe quienes son los protagonistas, la orden es “métanse en la casa, tírense al piso y aquí nadie vio nada”.

Al terminar la “música fúnebre” de las armas, los vecinos salen poco a poco, a ver, a contar, y por supuesto, a callar cuando llega la policía al lugar. Al día siguiente, se consiguen en la calle con los “sobrevivientes”, a los cuales no se les desafía ni con “una mirada llena de arrechera”.

¿Cómo se puede pintar ese drama de la sociedad caraqueña? ¿Cómo se pinta la muerte como paisaje natural de una ciudad, como evento en el que todos se tapan los “ojos”, y más grave aún, en el que las policías y militares se esconden, unos por falta de equipos, y otros por que no les importa para nada la suerte de los civiles?

Porque cuando muere un policía o un militar, ahí si aparece la “autoridad”, y la orden es, dependiendo de los casos, “vivo o muerto”, o sencillamente, “muerto o muerto”.

Venezuela es un país cuyo Presidente -un militar- ha confirmado públicamente, que en estos gloriosos 12 años, la cifra de los homicidios pasó de los 150.000 casos. ¿Cómo “metes” en esa pintura el rostro de ese Presidente?

Ayer fue Medellín. Hoy es Caracas. La Pobreza, las políticas públicas, y los intereses económicos en juego “rotan” cada cierto tiempo a las “capitales de la muerte”. Una pintura sobre Caracas, bajo la inspiración de lo que fue el “Guernica”, sería un inmenso aporte a nuestra sociedad, para que se conociera por dentro, para que buscara dónde está el hilo perdido de su cordura , y sobre todo, para ver como se le da la vuelta a semejante “crisis de humanidad”.

Evidentemente que ni a Abreu ni a Dudamel se le puede pedir que complementen, con su música magistral, una obra de esta magnitud. No se les puede pedir que hagan las veces de una Gabriela Mistral con su poema “El Arbol de Guernica”.

Caracas, hoy más que nunca necesita de un Picasso, que se inspire en nuestro drama, y lo convierta en un “lienzo vital” capaz de moverle el piso a la gente, capaz de poner en su lugar a la autoridad.

¿Dónde está el Picasso venezolano?

PD: 26 de Abril de 1937: la aviación, de Hitler y Franco, bombardea Guernica.

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