lunes, 21 de marzo de 2011

Dos contrapropuestas para Luis Ugalde y Robert Serra

El jueves pasado, el Padre Ugalde escribió un excelente artículo, en El Nacional, tratando el tema de los criterios que deben guiar la elección de autoridades universitarias. Asimismo, en la noche de ayer tuvimos la oportunidad de escuchar al joven diputado Serra defendiendo el “carácter masivo” de las universidades Bolivariana y Unefa.
Considerando los argumentos esbozados por el Padre Ugalde y los ejemplos citados por el diputado, pensé en dos ideas.

Empecemos con su enfoque central. En el escrito, él diferencia la elección de la Presidencia de la República de la elección del cuerpo directivo de una universidad. Establece argumentos para decir que no se puede mezclar la chicha con la limonada: una cosa es elegir un Presidente y otra muy distinta la de elegir un Rector. Permítame padre Ugalde disentir parcialmente de su enfoque. En primer lugar, la Presidencia de la República encierra una responsabilidad muy pero muy superior que la que tiene un Rector. En segundo lugar, la capacidad que tenga una sociedad para distinguir entre candidatos buenos o malos, también se traslada a la capacidad de elegir una buena o mala directiva universitaria. Para muestra un botón. La Alemania que eligió a Hitler era considerada la sociedad más culta del mundo.
Hasta principio del siglo veinte, había liderizado por ejemplo, cantidad de disciplinas del saber humano, así como tenía universidades de primer orden mundial. Ahora bien, todos conocemos cuáles fueron las trágicas consecuencias de aquella selección. Mi propuesta, está basada en una variación de la propuesta oficial, propuesta que sabemos es esencialmente demagógica y populista. La Propuesta es sencilla: que se consideren hábiles para participar en una elección de autoridades universitarias a los estudiantes de los dos últimos año de las carreras y a los empleados y trabajadores con más de cinco años de actividad ininterrumpida en la Universidad. ¿Por qué? En primer lugar, porque el perfil de las personas habilitadas en base a los criterios anteriores es muy distinto del perfil de un recién llegado a la institución.
Este grupo humano, tiene una antigüedad mínima, y por tal motivo conoce el perfil de los candidatos a autoridades. Sabrá si tal o cual profesor(a) tiene méritos académicos, humanos, pedagógicos y gerenciales. Se podría complementar la propuesta, con elementos como, el rector o rectora será elegido por los votos de los profesores y profesoras, el vicerrector académico por profesores y alumnos, y el vicerrector administrativo por los profesores, profesoras, empleados y trabajadores. Esto permitiría segmentar la votación según la cualidad de la actividad del directivo elegido. Allí comparto los criterios del Padre Ugalde. De esta manera, se sincera la bandera de la participación con criterios inteligentes y se le elimina el carácter populista-demagógico de la propuesta oficial. Ahora bien, si un grupo humano de estas características, elige a la peor directiva, significa que la universidad como tal ha desarrollado una pésima política en materia de sus recursos humanos, tanto en el nivel profesores, como en el de trabajadores y alumnos.
Ahora pasemos a hacerle una contrapropuesta al “diputado de choque juvenil” del oficialismo. Diputado Serra, usted, junto con otros voceros del “Gobierno de los Militares Buenos”, sostiene la falacia de que apenas “democratizaron” la Unefa y crearon la Universidad Bolivariana, el pueblo pudo por primera vez entrar masivamente a las universidades. Dice además, que las demás universidades deben seguir este camino. Ahora bien diputado, existe una “duda razonable” sobre el nivel de calidad de la formación que en esas “universidades liberadas” se imparte. Entonces, ¿por qué no promovemos una certificación de calidad de la formación humana y técnica recibida? Basta aplicar un examen a una “muestra” equivalente al 5% de esa “superpoblación universitaria”.
¿Qué hay que hacer? Muy sencillo, suficiente con practicar un examen serio a los estudiantes elegidos al azar en una muestra de ese tamaño. La pregunta de las mil lochas: ¿Usted diputado aceptaría ponerle fecha a dicha prueba? Para la elección de la muestra, podemos pedirle ayuda al “siempre independiente” Poder Electoral. Última pregunta diputado: ¿cree que pasarán el examen? Sinceramente, pienso que máximo un 15% lo pasaría. Señores del “oficialismo”, “cantidad sin calidad” es una estafa a la sociedad, y más grave aún, es una “burla abierta” a las ilusiones de la juventud.

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