lunes, 7 de febrero de 2011

¿Comeflores, populistas o simplemente mentirosos?


Venezuela si fuera una dama tendría la desagradable experiencia de que siempre fue engañada por sus pretendientes, y que nunca llegó al  Altar.  Los personajes de las fotografías han ocupado los más altos cargos, y han jurado, que resolverían el problema de la vivienda con la participación protagónica del Pueblo. Pero si algo saben estos personajes es, hablar “bonito” y montar “Loterías”. Hace poco los militares “retirados”, Carrizalez y Cabello, ocuparon la máxima dirección de la Política de Viviendas.
Su resultado: el 2010 no pasó de 15.000 viviendas. El tal Farruco, poeta, arquitecto y “soñador”, probablemente es el “comeflor” de la partida. Eso lo sabríamos si la Contraloría General de la República realizara las auditorías pertinentes, y su gestión saliera libre de “chequecitos raros” . Al tal Soto, lo vimos en estos días,  dando un discurso al estilo Fidel en la Sierra Maestra. Estaba, por supuesto, en uno de los estacionamientos “Liberados”. Era pa coger palco. El hombre se dirigía a todos los inscritos en la “lotería habitacional”, como si este gobierno tuviera apenas seis meses en el Poder. Y ese cuadro dramático estaba acompañado por supuesto, de la “sinvergüenzura” de los inscritos en la “Lotería”, que en ningún momento se les ocurre pensar: “epale, si este estacionamiento se lo quitaron a lo macho a una familia que inclusive vivía allí, entonces cómo es que yo estoy haciéndole el juego a estos señores del gobierno”. Si la política de viviendas del “Pacto del Samán de Güere” es una clásica “lotería”, y a los participantes en ella no les importa la desgracia de los demás, entonces: ¿dónde estamos?. ¿Cómo podemos darle cabida a la simple discusión del tema en un ambiente “podrido” y lleno de “caras duras”?.¿Cómo podemos comunicar esta gran contradicción, y lograr que retorne un mínimo de sensatez?.
El reto de nuestra decadente sociedad es mucho más complejo de lo que creemos. No solamente se trata de salir del pésimo Gobierno de los Militares, sino que además debemos conseguir la superación de los males que han crecido al amparo de la política del “resentimiento”, la “corrupción” y la “viveza criolla”. Y para ello, el liderazgo debe plantear las cosas en su justa dimensión. “Ignorar” el tamaño y profundidad del “cáncer” que consume a nuestra sociedad, es caer en el juego de populistas y demagogos.  Desmontar la “Mentira oficial” y la “sinverguenzura descarada de mucha gente” es una tarea fundamental para “sanear” la política pública del futuro.

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