martes, 10 de julio de 2012

VENEZUELA: Elecciones anti-democráticas

Tomado con autorización de los autores, de www.votolimpio.info

http://2012.votolimpio.info/index.php?option=com_content&view=article&id=558&catid=97&Itemid=677&showall=1

Si la democracia se midiera solamente por el número de elecciones efectuadas, sin duda alguna, Venezuela sería el mejor ejemplo de ésta: Desde 1998 se han celebrado 3 elecciones presidenciales, 4 parlamentarias, 5 regionales y 6 Referendos. El 7 de Octubre los venezolanos participarán en una nueva elección, ésta para escoger al Presidente de la República para el período 2013-2019.
El problema es que el concepto de democracia está tan estrechamente identificado con los procesos electorales que olvidamos que, durante la historia moderna, las elecciones han sido una pieza clave tanto para la consolidación de las democracias como para el afianzamiento de algunos regímenes autoritarios.
Los regímenes autoritarios -dictaduras electorales- no practican la democracia en el sentido estricto de la palabra pero tampoco recurren, necesariamente, a una absoluta y abierta represión. La apariencia de legitimidad democrática la consiguen mediante la organización periódica de elecciones. Sin embargo, estas elecciones siempre están bajo estrictos controles autoritarios lo cual les permite consolidar su poder. El propósito no es otro que cosechar los frutos de la legitimidad electoral sin tener que correr los riesgos de la incertidumbre democrática.
Debe quedar muy claro que estos regímenes no representan formas limitadas, deficientes o distorsionadas de la democracia. Estos regímenes, simplemente, representan gobiernos autoritarios. Es necesario abandonar las "etiquetas engañosas" y asumir la naturaleza no-democrática de estos sistemas de gobierno con toda la seriedad del caso y adoptar una nueva perspectiva con respecto a las premisas que sustentan el concepto de elecciones auténticamente democráticas.

LA CADENA DE LA ELECCIÓN DEMOCRÁTICA

Para que un proceso electoral pueda ser clasificado como una elección democrática, éste debe cumplir con 7 requisitos: debe tener un objetivo claro, debe ofrecer un rango amplio de opciones, debe permitir que los electores formen, de manera libre, sus preferencias, debe permitir que la participación sea, para todos, en igualdad de condiciones, debe ofrecer libertad para que los electores puedan expresar sus preferencias, debe ponderar todos los votos por igual y debe producir resultados tangibles e irreversibles.
Estos requisitos abarcan todas las etapas del proceso electoral y toman en cuenta todas sus dimensiones: partiendo desde la razón de ser de la elección y terminando con el impacto que tiene ésta sobre la sociedad que participa en ella. En conjunto, estas condiciones forman una cadena metafórica que, al igual que una cadena real, se mantiene unida sólo en la medida en que de cada uno de sus eslabones permanezcan unidos e intactos.
Los regímenes autoritarios buscan romper cualquiera de esos eslabones y para ello, recurren a un gran número de tácticas que le permiten extraer "la esencia" democrática a las contiendas electorales. Si lo logran, los ciudadanos se encuentran frente procesos eleccionarios de carácter fraudulento. Es de suma importancia resaltar que cualquier sesgo en la administración de las elecciones - el cual puede tener lugar en cualquier etapa del proceso - DEBE ser considerado como un acto fraudulento ya que, por su naturaleza, desvirtúa las preferencias de la ciudadanía al negar los derechos plenos de un grupo de ciudadanos mientras amplifica los derechos de otros.


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