"El Metro va buen camino. No tiene fallas, sino una agenda moderna para sus usuarios".
El Troudi, usuario enfermizo del Metro, tenía la sensación de que algo le faltaba al servicio. En sus innumerables viajes, vestido de ciudadano común y corriente, observaba a la gente como se aburría. ¿Cuál sería su sorpresa? Un día lo llama el Presidente ComaAndante, y le propone que se encargue del Metro: “Haiman, sé que eres nuestro único usuario devoto del Metro. A mí me parece que necesita que alguien como tú lo refresque, lo haga cool. Siento que el Servicio es como muy rutinario. No hay sorpresas para los usuarios. Cada 3 minutos pasa un tren. Todos llegan a tiempo a su destino. Es poco divertido. ¿Por qué no haces un estudio a ver qué piensan las usuarias y los usuarios?. Tal vez un poco de creatividad lo haga la ‘envidia’ del mundo entero.”
El Troudi, usuario enfermizo del Metro, tenía la sensación de que algo le faltaba al servicio. En sus innumerables viajes, vestido de ciudadano común y corriente, observaba a la gente como se aburría. ¿Cuál sería su sorpresa? Un día lo llama el Presidente ComaAndante, y le propone que se encargue del Metro: “Haiman, sé que eres nuestro único usuario devoto del Metro. A mí me parece que necesita que alguien como tú lo refresque, lo haga cool. Siento que el Servicio es como muy rutinario. No hay sorpresas para los usuarios. Cada 3 minutos pasa un tren. Todos llegan a tiempo a su destino. Es poco divertido. ¿Por qué no haces un estudio a ver qué piensan las usuarias y los usuarios?. Tal vez un poco de creatividad lo haga la ‘envidia’ del mundo entero.”
El Troudi aceptó el reto, porque en su interior latía la misma sensación de metro suizo.