Este artículo está
dedicado a personas como Teresa Albanes, Ramón Guillermo Aveledo y
Teodoro Petkoff.
Socorro Hernández,
rectora del Consejo Nacional Electoral, declaró ayer en el canal
del Estado, que más del diez por ciento (10%) participó en el
“seudo simulacro”. Y habló en términos aproximados,
porque no podía soltar una cifra exacta, en virtud de que se supone
que no hubo “totalización”. Esta señora, que proviene del Psuv,
y nada más y nada menos fue jefa de la empresa telefónica del
Estado (Cantv), se le escapó en su conversación en TV, que el CNE
probaría su maquinaria humana. Es decir, habló con el lenguaje
clásico de los partidos, y no como la rectora de un organismo
imparcial. Pueden ver el video en este enlace: video
Rectora Hérnandez (2 min 47 seg *1)
Ahora bien, si el CNE
dice un poco más del diez por ciento (10%), eso quiere decir que ni
siquiera llegó al diez por ciento. En electores, estamos hablando de
menos de un millón ochocientos noventa mil (1.890.000). De hecho,
circula la información de que la cifra ni siquiera alcanzó el
millón y medio (1.500.000) de participantes.
Remontémonos al 12F,
fecha de las Primarias. Ese día, en un evento de la oposición
democrática, votaron alrededor de tres millones cien mil personas
(3.100.000).
Esto trae a la mente dos
observaciones inmediatas:
1.- En este seudo
simulacro, quien tenía la obligación de inundar las mesas era el
PSUV. Es decir, que el grueso de esos votantes eran del PSUV;
2.- Del lado de la
oposición, fue muy poca gente.
Supongamos que dos
tercios (2/3) fueran del Psuv y afines, y un tercio (1/3) de la
oposición democrática. Estamos hablando de aproximadamente un
millón (1.000.000) vinculados al Reǵimen, y quinientos mil
(500.000) a la Unidad Democrática.
¿Qué significa tan poca
participación?
En primer lugar,
representa una derrota para el Psuv, organización que dice tener
siete millones (7.000.000) de miembros. Esta derrota es tan
importante, que ahora tendrán que hilar muy fino para arrimar a los
seis millones que no fueron. Porque si la participación de los rojos
rojitos hubiera sido grande, la presión de la mayoría, sobre la
minoría que no se presentó, sería contundente. Pero eso no así de
sencillo con esta escuálida participación.
En segundo lugar, que en
la oposición democrática, la “gente no es pendeja”. Es decir,
que como no creen en el CNE, no se arriesgaron a que su futura
participación en la elección del 7O se pudiera caer, por aquello de alguna nueva triquiñuela.
¿Existe un reto para
ambos comandos?
Yo diría que existe un
inmenso reto para ambos comandos. Pero me concentraré en el caso de
la Unidad Democrática, que tiene enfrente al doble fantasma: “el
miedo y los electores inscritos que no se inscribieron”.
Esto nos lleva a hacernos
preguntas como:
¿Cuál es la verdadera
medida del “factor miedo”?
Responderé esta
pregunta, tomando como cierta la medida surgida de la encuesta
mandada a hacer por el mismo comando Venezuela. Ese estudio reciente,
puso sobre la mesa de la jefatura la cifra de sesenta y tres por
ciento (63%).
¿Puede el comando
Venezuela menospreciar tamaño miedo?
El dos de septiembre, día
del mal llamado “simulacro”, reveló que no pueden seguir
haciéndose los “suecos”. Y uso la palabra “suecos”, en su
sentido más figurado, es decir, como si estuviéramos en un país
donde las instituciones son serias, la corrupción es mínima, y el
que hace la trampa lo paga.
En el pasado, a las
mayorías el CNE las convirtió en minorías, o dicho de otra manera
un poco más dura, las mayorías terminaron siendo minorías
legitimadoras de un sistema electoral viciado (referéndum
revocatorio, elecciones de diputados).
¿Qué medidas tomará el
comando Venezuela ante la posibilidad de que, en esta “recta
final”, el “miedo” se haga presente el 7O a través de una
poderosa y bien concebida propaganda del Estado?
Sobre esta pregunta,
puedo decir con seriedad, que a las autoridades del comando, hace más
de dos meses y medio, se le han presentado propuestas para trabajar
este tema y el del RE.
Uno de los escollos
principales ha sido el grupo técnico del Comando. El otro: el
triunfalismo que se respira en el comando.
Pero el candidato tiene
la última palabra, o al menos, debería tenerla, si aspira ganar de
verdad.
Quedan cinco (5) días
para que el candidato decida que va a hacer con este aparato sacado de
una película policial, y basado además, en una mentira oficial. Y digo
cinco, porque luego tocaría convertir la idea en un plan
excelentemente comunicado y ejecutado.
Y si el candidato quiere
ganar de verdad, tendrá que asumir además, el tema de como tratar
el “inflado” RE, es decir, la posibilidad de que un poco más de
dos millones de inscritos que no se inscribieron voten sin el más
mínimo control posible en los más de cinco mil (5.000) centros de
votación en los que históricamente no se ha podido tener presencia
colectiva real.
El Régimen ya hizo su
“simulacro”. Ahora, con la totalización y las listas de participantes que el CNE le entregará,
pasará a crear un gran plan para fortalecer la “debilucha y
pálida” maquinaria del Psuv, y para jalarle las orejas a
gobernadores y alcaldes. También tienen un poco más de treinta días
para hacerlo. Pero tienen mucho dinero, empleados públicos,
militares, milicia, y las nada despreciables “loterías sociales”.
Y usará su recurso más potente y mejor elaborado: la Propaganda de
la “cazahuella”.
Candidato, el 2S demostró
que la “gente no es pendeja”, dicho de otra manera, se comprobó,
que la gente no se arriesgará si no ve la firmeza del Candidato ante
este CNE. ¿O es que no recordamos que la propaganda de las Primarias
era que no habría cazahuellas?
Candidato, ud. que ha
trabajado tan duro, no permita que se le caiga la elección porque factores de su
equipo ridiculicen el factor “miedo”, y desprecien el factor “RE”.
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