En medio del bonche
del carnaval surgió un “tuiter duelo”
entre Bocaranda y Cabello. Mientras la mayoría estaba en su nota particular, una
noticia corrió como la pólvora. Un mensaje, que en un país normal no pasaría de
un simple titular de periódico de ayer,
se convirtió en una bola de nieve. Así,
dos grupos de nuestra sociedad se activaron a más no poder.
Podemos decir entonces,
que este carnaval tuvo a un grupo dando sobresaltos, y al otro con severos
problemas de taquicardia. Recordemos que este ir y venir de “sobresaltos y taquicardias”, que arrancó
en junio pasado, quedó plasmado a la perfección en aquella célebre foto de la
tribu caras largas al momento de opinar sobre el "cáncer". Y no es para menos.
Del
lado opositor, se está dando un proceso que está llevando a partidos y sociedad
civil, a superar años de errores políticos, años de oscuridad en el túnel. Se
ha llegado a un punto de quiebre con las Primarias. El oficialismo intentó
amagar con una jugada de anulación de las Primarias, y se encontró, con una
frase que los cortó en seco: anulen o no anulen las primarias, la Unidad ya
tiene sus candidatos para las elecciones presidenciales, de gobernadores y de
alcaldes. Y esto sí que marca un antes y después.
En
cambio, del lado del gobierno central, la cosa no está nada fácil. En esta
acera acechan los fantasmas de la traición, el golpe seco, y el salto de
talanquera.
No
sería descabellado suponer que
actores militares exijan al Presidente abandonar en breve la contienda y
levantarle la mano a un “ungido”
verde oliva. Este escenario, por aquello de que en ausencia definitiva del
presidente se deben convocar elecciones en los siguientes 120 días, colocaría
las elecciones antes de octubre, por ejemplo en junio o julio. Estarían
suponiendo que el Presidente sigue siendo el “portaviones” de antaño. Supondría
que los opositores no tendrían tiempo suficiente para dar a conocer su mensaje
y programas. Y este escenario no es jalado de los cabellos, porque hay una pregunta que debemos hacernos: ¿Acaso no
coincidirían, los nuevos multimillonarios, la burocracia hiperpoderosa, y los narcogenerales,
en una jugada que les garantice mantenerse en el poder? O dicho de otra manera,
¿Será que estos jugadores rudos van a dejar su futuro a la suerte de un cáncer
que puede echarles una vaina a un mes de las elecciones?
Algo
parece estar claro: Los actuales factores del poder, no van a arriesgarse a
verse en el espejo de la familia y amigos del dictador Juan Vicente Gómez, una
vez que éste partió al infinito cielo. No tienen en su plan de vuelo ser víctimas de un
linchamiento político.
Los
factores del poder, entre sobresaltos y taquicardias, intentarán colear una
jugada maestra.
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