viernes, 17 de febrero de 2012

Dos detallitos que opacaron el acto de proclamación de Henrique

Por Iñaki Gainzarain    @igaztelu
Soy de los que cree que el acto de proclamación del candidato de la unidad tuvo dos detalles importantes que fueron ignorados por motivos inexplicables para una lucha civil de envergadura:
 “EL MINUTO DE SILENCIO POR LA MUERTE DE JULIO CESAR SARMIENTO”
“RECONOCER ABIERTAMENTE EL CLARO RECHAZO AL SISTEMA ELECTORAL ACTUAL”
Y no fue que los organizadores y los oradores no se enteraron de lo sucedido en el país, tanto el 12F como en el día de los sucesos en Maracay, en los que la gente puso su vida en riesgo por proteger el anonimato de los votantes.

En el primer caso, cantidad de tuits solicitaron al menos con media hora de anticipación, que se le pasara a los organizadores la petición de ese pequeño gesto humano: “1 minuto de silencio”. Apenas presenciamos en TV una mínima referencia verbal. Fue algo así como una anecdotica menor. Ese detalle puede revelar muchas cosas del liderazgo. Cada quien sacará sus conclusiones al respecto. La mía es simple: la falta de empatía real con los que sudaron miedo en Maracay. Era el momento nacional para hacerlo. Ni siquiera se trasladaron al día siguiente a Maracay, para al menos hacer una misa por la persona muerta, y por sobre todo, para pedirle al pueblo la fuerza necesaria para librar una lucha no violenta, en la que seguro tendremos más muertos que llorar y honrar. Como anécdota vale recordar,  que luego de la gran matanza de civiles indios, comandada por el Gral Dyer en Amritsar, en una plaza que no tenía punto de escape, y en la que murieron más de 300 personas desarmadas, Gandhi se fue al lugar de los hechos, en el que  todavía se veían las huellas rojas de la maldad humana. Y allí se sentó a llorar y a orar. Tenía la presión de muchos líderes que le exigían respuestas violentas a la masacre vivida por el pueblo. Se paró, y como siempre, se puso al frente de las protestas sociales de la mano de nuevas exigencias al imperio inglés.

El otro gran punto que ni quisieron mencionar, como para no darse por notificados, fue el significado del acto electoral, cuya premisa estaba basada en dos elementos: elecciones sin captahuellas (popularmente llamados cazahuellas), y destrucción de los cuadernos electorales a las 48 horas del evento.  Si analizamos la gran votación, uno perfectamente puede pensar que ese día tuvimos el llamado claro, de más de 3 millones de personas exigiendo un nuevo sistema de votación. 3 millones de personas que no quieren verse nunca más en las listas electrónicas de la exclusión. 3 millones de personas que exigen al candidato de la unidad una posición clara respecto al CNE.  

¿Cómo es eso, de que nuestros líderes no tengan un detalle mínimo de humanidad, que todo pueblo termina agradeciendo y admirando? 

¿Hasta cuándo esperará el Candidato para pronunciarse sobre las exigencias mínimas al CNE cara al 7 de octubre?

No son detalles menores que pueden ser obviados por los venezolanos, y mucho menos por el liderazgo. Son detalles que deben poner a pensar al candidato, ése que hoy pretende jugar a una imagen de “equidistancia” de los enfrentamientos, la polarización, el fraudulento sistema electoral actual, por citar solo algunos de los temas que no aceptan respuestas tibias. 

Sr. Candidato, está a tiempo de ir a Maracay y honrar a la gente que salió a defender el anonimato de los votantes, y que vivió la represión que trajo como consecuencia la muerte de una persona que pasaba por el lugar.

Sr. Candidato, deje la “equidistancia” para otras cosas de la campaña, y defínase en forma clara en materia del sistema electoral. Lo que es bueno para el pavo es bueno para la pava.
 
Si no hubo cazahuellas el 12F, no debemos tenerlas tampoco el 7O.

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