Por Iñaki Gainzarain @igaztelu
La temible unidad de
la “Caballería 4F”, tiene varios días estremeciendo a los civiles de la capital.
Surca los cielos en medio de un inédito combate de sombras, una lucha a lo “matrix”.
Nadie logra comprender el alcance de estos vuelos rasantes, nadie logra ver
como se nos introduce en la dimensión de lo desconocido. Solo vemos a la gloriosa
caballería corriendo con su estruendosa misión de paz.
Al decir de la “reencarnación”
del coronel Kurtz, “no se puede permitir que los civiles logren entender la
libertad, no podemos dejarles zafarse de nuestro modelo de la igualdad”.
Los inigualables
guerreros de la “Caballería 4F”, cuando sobrevuelan el peligroso río guaire envían a todo el mundo, señales,
sonidos y luces. Como diría el Kurtz de
las américas, caminando en los fantásticos laberintos de la jungla
caraqueña: “con hombres y niños como los nuestros, no hay ejército regular que
nos entienda, no hay choque que no acabe con todos. Con nuestra Caballería 4F no es posible un mundo
distinto al nuestro. Somos el nuevo alfa y omega del Sur, que no es otra cosa,
que el inminente norte de la nueva humanidad”.
Nuestros niños de las
junglas del concreto catiense, herederos del espíritu indómito de nuestros
caciques, ya son el histórico relevo para esta obra maestra.
Cada helicóptero de
la dignidad tiene una tarea, un ruido atronador que propagar en la intimidad de
los huesos de estos humanos, llamados venezolanos. Los aviones que surcan estos
cielos de la capital, rompen la barrera del sonido para clavar, una y otra vez,
su grito de paz, y más importante aún, de la mano de una música y letra proverbial,
convertir cada jornada en el cielo, en un mensaje indeleble y directo: “aquí
está la cabalgata, aquí está la locura buena de la humanidad, encarámense a
este futuro, o corran de verdad”.
Nuestro Kurtz se ha
definido como el nuevo Profeta, el imprescindible para la Paz, y sin que le
tiemble el pulso ni el timbre de voz, se atreve a clamar: “ahora sí, el 4F, con
su cáncer y demás, ya me hizo inmortal”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario