En Brasil, durante el año 2010, la población de presos era de aproximadamente 500.000 personas. Ese año se registraron 100 muertos. Es decir,1 muerto por cada 5.000 presos.
En la Venezuela de la “Revolución de los Cangrejos”, año 2010, con una población de unos 43.000 presos, se registraron cerca de 400 muertos. Es decir, casi 1 muerto por cada 100 “presas y presos”.
Los grandes barrios de Caracas, de donde son la mayoría de los muertos caraqueños por violencia, tienen la “estadística” de la muerte: más de 250 muertos por cada cien mil habitantes.
Y entonces, en el marco de la “re-toma de El Rodeo” aparece un General, ‘en jefe’, con una declaración olímpica: “Los heridos son de nosotros…”.
Sr. General, ‘en jefe’, si los soldados ponen los heridos, los ciudadanos ponemos los muertos. No sigan faltándole el respeto a la gente…….
Acto seguido a las declaraciones de el General, ‘en jefe’, por el canal de TV secuestrado por la “Revolución de los Cangrejos”, empezaron a desfilar los “Militares Buenos”, y uno de ellos, también general, pero no ‘en jefe’, declaró: “el Presidente está siguiendo con mucha atención los sucesos de El Rodeo. Nos ha pedido que realicemos las operaciones lo más apegados a los derechos humanos”. Y el General, como miliciano recatadito que es, aseguró: “La Revolución de los Cangrejos ha sido extremadamente respetuosa de los derechos de los reos y reas, y por aquí está una representante del sistema carcelario, que les explicará, ahorita mismo, los futuros planes de humanización para todas las cárceles”.
Y todo esto ocurre en el país del Presidente “Ausente Indefinido”.
Ocurre en un país lleno de apagones por culpa de los ciudadanos.
Ocurre en un país con hospitales paralizados por culpa de los ciudadanos.
Ocurre en un país con las empresas básicas de Bolívar destruídas, y con unas mafias que matan sin contemplación, y donde la culpa es de los ciudadanos.
Ocurre en un país con la capital más violenta de América y probablemente del mundo, y donde la culpa es de los ciudadanos.
Entonces, como reacción al “cinismo-jetadurismo” de la nomenklatura bolivariana, surgen pensamientos y frases como:
Sr. Presidente, parafraseando a Rubén Blades, ¡Que no sea por muerte natural!
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